Editorial


"A veces plantearse los sueños es más difícil que sólo soñar. A veces es necesario salirse de uno, ver sus posibilidades, sus dificultades, sus privilegios y sus descalabros, para luego hacerse de todo eso, y despertarse."

Tener un espacio en dónde proyectar cada rincón de nuestra mente es una de esas necesidades inherentes a quienes piensan más allá del presente, a todos aquellos cuyas ideas se caracterizan por la surrealidad de lo cotidiano o lo amorfo que puede ser encontrarse en la vida real.
Eso es La realidad se escapa de mis manos para mí: un espacio en dónde mi mente puede despegarse de lo estanco y dejarse llevar por lo bizarro, lo irreal, lo mágico. Un espacio dónde no existen tiempos ni lugares, dónde hay lugar para la locura, para el miedo y el misterio, pero también hay lugar para pensar en lo bueno, para pensar el amor y la buena fortuna. Un espacio en dónde los límites de lo bueno y lo malo son mucho más difusos, dónde se puede pensar la vida cómo un espectro de posibilidades y salirse de lo binario.
Y así surgió este espacio, desde una necesidad de entender las cosas de una manera distinta. Te invito a que conozcas este espacio, que recorras todas sus facetas, que te animes a ver las cosas con los lentes de un delirante, o las gafas de un mundo que no es este. Te invito a que busques mil y un ángulos distintos para que cada cuento tome más dimensiones que las que muestra el monitor. Te invito a que seas parte de este mundo, a que la realidad se escape de tus manos.

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